En España la Semana Santa se relaciona principalmente con las procesiones, ya que son una de las tradiciones más protegidas culturalmente, pero nosotros, valencianos, tenemos otras tantas costumbres cuaresmales. Con un poco de nostalgia recordamos aquellas tardes en familia, en las que bajábamos al río o íbamos al campo a volar la cometa con nuestros primos y hermanos. Eran tardes de diversión en familia, donde la mona y la longaniza de Pascua eran los únicos imprescindibles. Sin olvidarnos de ese gran momento de persecución y sorpresa al romper los huevos de la mona en la frente de quien pillaras.
Cuando el mes de marzo termina, decimos adiós a nuestras queridas Fallas, pero recibimos con alegría la primavera que, como se suele decir, la sangre altera. Los escaparates de los hornos se llenan con monas de Pascua, algunas de las cuales son auténticas obras de arte. Este dulce manjar, es el más apreciado por los niños y constituye una de las meriendas favoritas en Semana Santa.
Para completar el menú pascual, solo hace falta el punto salado que ofrece la longaniza de Pascua. La llonganissa podemos comprarla durante todo el año, pero su consumo es propio de estas fechas, de ahí su nombre. Una de las cosas que más nos gusta en Mantequerías Vicente Ferrero es la parte artesana de su producción, pues solo se necesita carne picada y especias. Al ser un embutido que no hace falta cocinar, se puede degustar en cualquier lugar y puede servir tanto de tentempié, como de merienda o almuerzo. Sabéis que la tradición y la elaboración artesanal de los alimentos es nuestra principal motivación para ofreceros siempre productos de muy alta calidad, por eso ofrecemos las mejores longanizas de Pascua.
Este alimento es ideal para pequeños y para adultos, su sabor es inconfundible y resulta una tentación estar cerca sin picar un trocito. Aunque se pueden encontrar en cualquier supermercado, aconsejamos las elaboradas artesanalmente, como las que cuelgan en nuestra tienda estos días, tanto el sabor como la materia prima, son pruebas de su calidad.
En una sociedad en la que las relaciones humanas se pierden entre la evolución de la tecnología, hacemos un llamamiento para salvaguardar esas tardes en familia. El río, el campo, cualquier sitio alejado de la urbe puede ser un buen lugar para pasar una tarde de diversión, degustando los increíbles manjares que tenemos en nuestra tierra, disfrutando del sol de Valencia y sobre todo, creando recuerdos que perduren en nuestra memoria.
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