Ya huele a fallas, a pólvora, a humo, a bocatas y en especial, a buñuelos. La ciudad empieza a llenarse de puestos ambulantes que impregnan las calles de exquisitos olores que abren el estómago a cualquiera. Puestos de bocatas de botifarrà con el clásico blanc i negre, puestos de mazorcas